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¿Qué son las funciones ejecutivas?, ¿en qué consiste cada una?
Las funciones ejecutivas representan un conjunto de habilidades cognitivas superiores. Son necesarias para realizar tareas cotidianas, controlar y regular la propia conducta y resolver problemas. Empiezan a desarrollarse en los primeros años de vida y finalizan su desarrollo pasada la adolescencia.
En Neuropsipe consideramos que las funciones ejecutivas son esenciales para alcanzar metas personales, académicas y sociales.
Principales procesos y funciones del sistema ejecutivo
Para entender las principales áreas de la función ejecutiva, empezaremos a conocer la responsabilidad en diferentes habilidades:
- Atención: Capacidad de focalizar en una tarea o actividad, evitando estímulos irrelevantes.
- Memoria de trabajo: Capacidad de retener información en la mente y operar con ella.
- Inhibición: Capacidad de controlar respuestas automáticas o impulsivas, resistiendo a la tentación.
- Velocidad de procesamiento: Capacidad de captar la información de manera rápida y comenzar a responder.
- Flexibilidad cognitiva: Capacidad de adaptar el pensamiento y conducta a situaciones nuevas o cambiantes.
- Planificación: Capacidad de pensar los pasos necesarias para alcanzar una meta y anticipar la forma adecuada de realizarlo.
- Organización: Capacidad de estructurar la información de manera eficiente y lógica.
- Razonamiento: Capacidad de llegar a una conclusión lógica cuando se plantea una incógnita, estableciendo relaciones causales.
- Monitorización/autorregulación: Capacidad de supervisar la tarea o conducta llevada a cabo, corrigiendo errores y ajustando estrategias cuando sea necesario.
- Toma de decisiones: Capacidad de elegir de manera eficiente entre varias alternativas.
- Resolución de problemas: Capacidad de identificar un problema, formular soluciones, evaluar las consecuencias y elegir la mejor alternativa.
Podríamos decir que las funciones ejecutivas actúan como el gran director de orquesta: reciben información y coordinan el resto. Sin ellas, la música puede seguir sonando, pero no escucharemos una melodía.
Funciones ejecutivas y trastornos del neurodesarrollo
Cuando hay interferencia en las funciones ejecutivas, se puede apreciar en la persona algunas de estas características:
- Baja tolerancia a la frustración.
- Actuar y/o hablar sin pensar.
- Dificultad para cumplir las normas
- No respetar los turnos de palabra.
- Dificultad para adaptarse a cambios.
- Mala gestión del tiempo.
- Desorden y mala planificación.
- Errores en los deberes.
- Dificultad para seguir más de una orden, acabar una tarea larga.
- No prestar atención a los detalles o recordar qué debe hacer en cada momento.
Es probable que más de uno de los temas planteados te suene familiar. La mayoría de nuestros peques que acuden a nuestro centro neuropsicopedagógico presentan estas dificultades.
Los trastornos del neurodesarrollo están relacionadas directamente con las funciones ejecutivas. Las personas que tienen TDAH, TEA, Trastornos del Aprendizaje, Trastornos de Conducta o Síndrome de Gilles de la Tourette, presentan dificultades en los procesos y funciones del sistema ejecutivo.
El desarrollo de estas habilidades es tardío. Por lo tanto, son menos eficaces que otros sujetos de su misma edad para ponerlas en práctica.
En terapia: estimulación cognitiva
Por todo lo anterior, uno de los principales objetivos que trabajamos en terapia es la estimulación de los procesos y funciones del sistema ejecutivo. Especialmente, los que aparecen más deteriorados en la evaluación psicopedagógica de cada niño.
Trabajar y potenciar las funciones ejecutivas es esencial para mejorar aspectos. Como, por ejemplo: habilidades para la vida diaria, autonomía, rutinas y hábitos, resolución de problemas y toma de decisiones, adaptación socio-emocional…
A través de la práctica y el entrenamiento en estimulación cognitiva, se pueden mejorar estas capacidades.
¿Cómo trabajar funciones ejecutivas en casa?
El equipo especializado de Neuropsipe os proponemos diferentes actividades para realizar con tu hijo/a desde casa:
- Entrenar actividades de la vida diaria. Planificar y secuenciar los pasos para realizar actividades cotidianas. Se puede realizar escribiendo los pasos o de forma visual mediante dibujos, como pictogramas. Pégalos en un sitio donde el niño realice la tarea. Por ejemplo, pegar en el espejo del baño los pasos para cepillarse los dientes. En su habitación, los pasos para vestirse por las mañanas. En su escritorio los pasos para preparar la mochila para ir al colegio.
- Trabajar atención realizando búsqueda de diferencias, objetos escondidos, copia de dibujos, etc.
- Realizar actividades temporalizadas. Cronometrando el tiempo con un reloj que el niño pueda ver. Esto ayudará a que empiece a mejorar la gestión del tiempo.
- Planificar actividades, manualidades, excursiones o incluso diseñar los pasos para hacer la compra o preparar una nueva receta.
- Fomentar la toma de decisiones, lo cual mejorará a su vez la autonomía. Por ejemplo, permitirle que elija la ropa que se va a poner, qué va a desayunar o dónde quiere ir a jugar.
- Planteándole diferentes situaciones que se puedan dar en el día a día. Como algún conflicto entre amigos, donde tenga que plantear diferentes opciones y ver cómo resolvería el problema.
- Por último, los juegos de mesa son una opción perfecta, ya que hay multitud y trabajan diversos procesos y funciones ejecutivas. Algunos ejemplos son: memory, dobble, speed cup, tangram, lince, uno…
Estas y otras actividades se pueden ir incorporando según la evolución y avance en el proceso. Además, siempre puedes contar con ayuda profesional para realizar un adecuado seguimiento en la evolución y desarrollo de tu hijo/a. Para más información, llámanos. estaremos encantados de ayudaros.