Los miedos infantiles aparecen desde edades muy tempranas, los pequeños y pequeñas sienten diferentes tipos, los cuales les genera una verdadera angustia. Además, suelen ser situaciones y experiencias difíciles de manejar para los padres. Alguna vez os habréis preguntado: ¿Por qué tiene ese miedo? ¿Es común que ocurra a esa edad? ¿Le dejo la luz encendida? Los padres siempre ofrecen su ayuda pero es normal que no posean las estrategias y herramientas necesarias y sus ánimos se agoten.

El miedo es una emoción básica presente en todos. Su principal función es ponernos en alerta ante cualquier peligro o amenaza. Dependiendo de los factores personales de cada uno/a, predomina un miedo u otro. No obstante, es importante saber qué miedos pueden ser evolutivos en función de la edad que tengan.

Los miedos infantiles pueden producirse a pesar de no presentarse o no existir el estímulo amenazante, por ejemplo el miedo a los fantasmas.

Miedos evolutivos:

  • Durante el primer año. Estímulos intensos o desconocidos, como ruidos fuertes y personas desconocidas para el bebé, personas que no están en su entorno.
  • Hasta los seis años. Animales, tormentas, oscuridad, seres fantásticos, catástrofes y separación de los padres.
  • De los seis a los doce años. Miedo al daño físico, al ridículo y, más próximo a la adolescencia, a las enfermedades y accidentes, al bajo rendimiento escolar y a las desavenencias entre los padres.
  • Desde los doce hasta los dieciocho años. Suelen ser frecuentes los miedos vinculados a las relaciones personales y la pérdida de la autoestima. En dicha etapa del desarrollo, con la llegada de las interacciones sociales se reduce el temor a otro tipo de daño (como el daño físico) y aumenta el miedo al rechazo, hacer el ridículo o a hablar en público. (Méndez, Inglés e Hidalgo, 2002).

¿Qué hacer?

  • Acompañar en el proceso con paciencia
  • Aceptar su miedo
  • Reforzar los logros
  • Ser creativo y proporcionales estrategias (juegos, cuentos, etc.)
  • Empatizar con ellos/as

¿Qué no hacer?

  • Castigar
  • Ridiculizar o hacerle sentir que como es mayor no puede tener miedo
  • Presionar al niño/a para enfrentarse al miedo
  • No valorar sus avances

¿Cuándo solicitamos ayuda a un profesional?

Por lo general, si el miedo es gestionado no requiere tratamiento. La solicitud de ayuda profesional debe realizarse si el miedo va en aumento y no hay mejoría, sus reacciones son desproporcionadas, manifiesta síntomas físicos, comienza a hacer rituales y genera un malestar significativo alterando su vida cotidiana.

Por todo esto, es imprescindible ir modificando cualquier hábito o estilo educativo que pueda verse implicado, evitando que los miedos desemboquen en fobia en esta etapa del desarrollo.

Para más información, no dudéis en contactar con nuestro equipo de psicólogas y psicopedagogas.

Miedo infantiles. ¿Qué son y cómo se pueden superar?
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