En los últimos años se ha incrementado el uso de internet, de las redes sociales y los videojuegos en los niños y adolescentes, cambiando la forma de relacionarse, estudiar o pasar su tiempo libre. En España, la edad media de inicio en la telefonía móvil se sitúa entre los 10 y los 12 años.

Mientras que la edad mínima para acceder a una red social es de 14 años, siendo las más utilizadas el WhatsApp, Instagram, TikTok, Youtube y Facebook, además de los videojuegos multijugador en línea. Sin embargo, una simple actividad de ocio puede convertirse en un serio problema de adicción y aislamiento, aumentando el riesgo de ansiedad y depresión en la adolescencia.

Conoce algunos de los signos que pueden indicarnos que existe alguna dependencia con las redes sociales o a los videojuegos

  • Tolerancia: la necesidad de aumentar la duración, la intensidad y/o la frecuencia del uso para obtener la gratificación deseada.
  • Abandono y desequilibrio con el resto de actividades: el uso de internet y/o de los videojuegos cada vez va ocupando más tiempo y espacio en la vida del niño, interfiriendo en la realización de otras actividades en su tiempo libre u otras responsabilidades (por ejemplo, aislamiento y pérdida de interés en acudir a eventos familiares o sociales, deterioro en su rendimiento escolar, etc.).
  • Pérdida de control y dependencia. Conforme avanza la adicción, el placer pierde relevancia y gana la sensación de malestar, desasosiego y sufrimiento al no realizar esa conducta. De forma que la realización de la conducta adictiva pasa a estar controlada por la necesidad de reducir la sensación de malestar, en lugar de por el placer que produce.
  • Negación: el niño no reconoce la existencia de un problema al respecto a pesar de evidencias como fracaso escolar, aislamiento social o mentiras reiteradas.
  • Cambios de comportamiento: conflictos con los padres, mentiras y manipulaciones para dedicar más tiempo a jugar o al uso del móvil o tablet.
  • Síndrome de abstinencia: profundo malestar emocional cuando no hacen uso de las redes sociales y/o videojuegos (inquietud psicomotriz, irritabilidad, insomnio, etc.).

Nuestro equipo de psicólogos, advierte que este tipo de adicción va generando problemas en todas las parcelas de la vida del niño (familiar, escolar, social,…), llegando incluso a afectar a aspectos como la higiene personal, el sueño o la alimentación, así como cambios emocionales y/o físicos.

¿Cuáles son los factores de riesgo?

  • Personalidad: la impulsividad, la disforia, la intolerancia a estímulos displacenteros físicos o psíquicos, la búsqueda incesante de nuevas sensaciones y dificultades para afrontar los problemas son características personales que aumentan la vulnerabilidad hacia la adicción.
  • Familiares: los padres son responsables de enseñar a sus hijos a hacer un uso correcto de las Nuevas Tecnologías, así como de poner límites al respecto, de alertar de los posibles peligros y de desarrollar de forma adecuada pautas de comportamiento socialmente adaptadas.
  • Sociales: es importante que los padres fomenten en sus hijos la búsqueda de amistades que ejerzan una influencia positiva, dado que el uso de internet ha adquirido un importante poder socializador aún más acusado si cabe, en estos últimos años de pandemia. Este problema se hace más evidente en aquellos niños que pasan muchas horas solos, ya que los menores pueden malgastar ese tiempo en consumir contenidos inapropiados para ellos.

¿Cómo educar a tus hijos en el uso de las redes sociales e internet?

Como padres, es relevante mantenerse al corriente de las Nuevas Tecnologías para enseñar a sus hijos a hacer un uso responsable de ellas, así como informar de los riesgos e inconvenientes que conllevan (ciberbullying, grooming o acoso sexual, riesgos de la descarga de archivos, virus, etc.).

Para ello, desde Neuropsipe te dejamos algunas recomendaciones para evitar los efectos negativos que pueden producir una mala gestión o el abuso de las nuevas tecnologías:

  • Supervisa los videojuegos a los que juegan tus hijos en función de la edad y contenidos. En alguna ocasión, jugar con ellos para ver en qué consisten. Además, de vigilar las apps que se descargan o el contenido que consumen en internet.
  • Pon límites, es importante acordar un horario (cuándo) y un tiempo límite de uso (cuánto), que no interfiera en su horario de estudio u otras actividades importantes (por ejemplo, 30 minutos después de hacer los deberes, sólo los fines de semana, etc.). Dedicar tiempo de ocio a navegar por internet o jugar a los videojuegos, en principio, no es problemático. El riesgo surge cuando se le dedica más tiempo del adecuado y/o cuando se abandona la práctica de otras actividades de ocio que le resultaban agradables.
  • Haz uso de programas de control parental con el fin de evitar que los hijos encuentren contenidos inadecuados para su edad.
  • Al crear un perfil social, configurar adecuadamente la privacidad para que el contenido que publique sólo pueda ser visto por sus amigos.
  • Explícales los riesgos que pueden tener compartir datos con extraños: nunca deben proporcionar información personal, como teléfono, dirección, etc. ni imágenes comprometidas.
  • Colocar los dispositivos (móviles, ordenador, PlayStation, etc.), en el salón o zona de uso común.
  • Redactar y firmar un contrato familiar que recoja las reglas de uso de internet adaptadas a su edad. El documento se colocará en un lugar fácilmente visible que ayude al niño a recordar lo que se ha comprometido a cumplir.
  • Ofrece alternativas de ocio y tiempo libre: enseñar a los hijos a gestionar su descanso y entretenimiento de forma adecuada, estimulando aquellas aficiones que le motiven y fomentar su práctica. El buen uso del tiempo libre es un factor de protección frente a las adiciones.
  • Educa en valores: respeto a los demás, responsabilidad, empatía y sentido común.
  • Dota a tus hijos de habilidades sociales (aprender a relacionarse socialmente de una forma adecuada), autoestima (valoración que la persona hace de sí misma), asertividad (capacidad de defender los propios intereses y derechos respetando a los demás) y solución de problemas.
  • Mantener una buena comunicación, creando un entorno de confianza donde puedan hablar y ser escuchados, se intercambien ideas, se valoren y se respeten.
  • Y por supuesto, como padres adultos, ser consecuentes y dar ejemplo en el buen uso de internet. Es por ello que los padres deben ofrecer el modelo de conducta y actitud que desean ver en sus hijos para educar en coherencia, ya que el comportamiento será observado por los menores, quienes incorporarán formas de comportarse observando especialmente lo que hacen sus personas de referencia.

 

 

¿Cómo afectan los videojuegos a los jóvenes?

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