“Es pequeño para leer, no aprende todas las letras, parece que no las memoriza, no le interesa…” Éstos son algunos de los comentarios más escuchados en el último año de Educación Infantil y primer ciclo de Educación Primaria.

En España, los niños se inician en el aprendizaje lector entre los 4 y 5 años, reconociendo las letras del alfabeto a los 6. No seguir este ritmo genera estrés y ansiedad en las familias, las cuales se preguntan: ¿qué puedo hacer para ayudar a mi hijo?

Desde nuestro centro neuropsicopedagógico, os recomendamos comenzar por replantearse qué significa leer, dejando de pensar que solo se trata de traducir un código o reconocer las letras de nuestro alfabeto, y centrarnos en los aspectos fundamentales para alcanzar ese aprendizaje.

Leer requiere percibir e identificar formas, ser capaces de atender, memorizar. Consiste en identificar y manipular sonidos, comprender que un mismo elemento puede tener varios significados y seleccionar el mejor en función del contexto, conocer las fórmulas en las que se estructura el lenguaje, diferenciar las partes de una historia, realizar inferencias, reconocer y experimentar emociones, sentimientos, etc. Es decir, la lectura pone en marcha una serie de procesos y habilidades que se desarrollan al realizar otro tipo de tareas, entre ellas las que se asocian al lenguaje oral, siendo posible entrenarlas desde edades tempranas, favoreciendo el posterior aprendizaje lector y viceversa.

¿Cómo potenciamos esas capacidades y habilidades?

Pues es más sencillo de lo que parece. La familia es la encargada de iniciar y fomentar las primeras interacciones con nuestros hijos, somos sus modelos y sus grandes motivadores. Pasar tiempo con mamá y/o papá puede convertirse en la mejor recompensa que un niño pueda tener. Y, si esos momentos son de calidad, lograremos que el pequeño quiera realizar actividades en familia y asociará esas actividades al disfrute, deseando repetirlas.

Esto es lo que los científicos denominan Ambiente Familiar Alfabetizador. Se trata de crear contextos adecuados, que estimulen el aprendizaje de los más pequeños, haciendo uso del rol de los padres como modelo lector.

Por todo ello, desde Neuropsipe, os recomendamos que tengáis libros en casa, que vuestros hijos os vean leer y os escuchen hablar sobre las historias que disfrutáis, llevarlos con vosotros a visitar bibliotecas y librerías, que os observen escoger libros, seleccionar algunos para ellos y dejarles explorar.

Actividades prolectoras

En cuanto a las actividades prolectoras, nuestro objetivo es mejorar su conciencia fonológica (identificar, segmentar y manipular los elementos del habla), que amplíen vocabulario y comprendan el lenguaje oral, que realicen tareas o juegos que potencien su atención y memoria, etc. Para todo ello, existen muchas actividades y muy variadas, todas sencillas y divertidas. Os proponemos algunas actividades prolectoras:

  • Canta con tus hijos, aprended nuevas canciones… Con ello, ayudas a su memoria, amplias su vocabulario, trabajáis la identificación y segmentación de sonidos mediante sus rimas… ¡Todo depende de qué canciones escojas!
  • Enséñales rimas, ayúdales a inventar nuevas… De esta forma, entrenas con ellos la conciencia fonológica, lo que facilitará –por ejemplo– que nuestro hijo asocie las letras y sílabas a sus sonidos.
  • Jugad al veo-veo para potenciar su atención y ampliar su vocabulario, incluso mejorar su conciencia fonológica (“empieza por el sonidito…”).
  • Jugad con marionetas, inventad historias… Nuestro lenguaje es estructurado y tiene normas, siempre es bueno ayudarles a aprenderlas.
  • Léeles cuentos, prestad atención a los dibujos, inventa con ellos las historias o finales alternativos, jugad a adivinar cómo puede terminar la narración, etc. Así, les ayudas a componer historias y estructurar el lenguaje, a realizar inferencias… Y lo más importante, les enseñas que los libros son amenos.
  • Si es posible, acércales a las letras. Con plastilina, rotuladores que cambian de color, arena, etc. ¡Existen muchos juegos!

No olvidéis que estas habilidades también se nutren de las mejoras que se alcancen al leer y que, durante todo el tiempo, fomentamos algo más que el aprendizaje de los pequeños, estamos cultivando nuestras RELACIONES AFECTIVAS.

Si necesitáis de más recomendaciones, podéis contactar con nuestro equipo de psicólogos y psicopedagogos.

 

¿Cómo potenciar el hábito de leer?

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